#ContarElArte: El rapto de Perséfone (Museo Arqueológico Nacional)

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29 mayo, 2020

#ContarElArte: El rapto de Perséfone (Museo Arqueológico Nacional)

Mientras algunos de nuestros espacios favoritos de Madrid, como el Museo Arqueológico Nacional, permanecen cerrados, #ContarElArte nos da la oportunidad de disfrutar sin prisa de su valiosa colección. Nuestra invitada de hoy plasma en palabras cada detalle de “El rapto de Perséfone”, uno de los más preciosos vasos de tema mitológico de todos los conservados en el MAN.

Paloma Cabrera es Doctora en Arqueología por la Universidad Autónoma de Madrid. Fue profesora asociada en el Departamento de Historia y Teoría del Arte de dicha Universidad, donde impartió la asignatura «Arte Clásico». Fue Directora del Museo Nacional de Arqueología Marítima de Cartagena hasta 1992. Desde entonces es  conservadora jefe del Departamento de Antigüedades Griegas y Romanas del Museo Arqueológico Nacional. Sus investigaciones se han centrado en la historia de la presencia griega en la península ibérica y en iconografía y religión griegas. ​​

Sin más preámbulos, os dejamos con el artículo de Paloma. Para conocer otras piezas de la colección del MAN, te animamos a consultar su guía virtual.

 

El rapto de Perséfone  

De la oscuridad y el silencio de una tumba de la región magnogreca de Apulia surgió hace tiempo un precioso vaso decorado con un tema mitológico que revivía un viaje existencial entre la luz y la sombra, entre la vida y la muerte: el rapto de Perséfone. El vaso que aquí presentamos es un lutróforo, un vaso monumental, que fue decorado entre el  340 y 320 a.C. por el llamado Pintor de Baltimore.

La historia se narra en una de las caras del vaso en dos registros. En el superior, la violenta aparición del raptor y la inútil huida de la aterrorizada protagonista. En el inferior, la conmoción que agita a sus compañeras. Comencemos por el núcleo del drama: Plutón ha irrumpido súbitamente en el idílico prado donde Perséfone y sus compañeras de juegos recogían flores. El dios de los Infiernos ha descendido ya del carro y se dirige hacia la muchacha, coronada como novia. Ella, presa de espanto, intenta huir mientras alarga el brazo, suplicante. Su cochero, una Erinia alada, espíritu del inframundo, le aguarda. Atenta a la escena, intenta contener con las riendas y la fusta la impaciencia de los caballos.

En el registro inferior todo es conmoción y agitación. A la izquierda, Ártemis, la lanza en una mano, el arco en la otra, corre mientras vuelve su mirada hacia atrás: quiere confirmar que Atenea se une al enfrentamiento para salvar a la raptada. Dos diosas belicosas, y que han elegido mantener la virginidad, intentan impedir el rapto. Tras ellas, una figura se agita angustiada, una de las ninfas que jugaban con Perséfone y que, en su espantada huída, deja caer el cesto blanco del que asoman las flores recién recogidas. En el extremo de la escena Afrodita parece conocer la noticia a través de su hijo Eros. Como un niño temeroso ante las consecuencias de sus travesuras, corre al regazo de su madre y le cuenta el prodigio acaecido, en el que también él algo ha tenido que ver. La diosa del amor, así, es cómplice de Zeus para propiciar la unión de Perséfone con su esposo infernal.

El rapto, con toda su violencia, sirve para modificar el estatus de Perséfone, haciendo que pase de doncella a mujer y esposa. Al unirse a un dios infernal, se relaciona este ciclo de la juventud y de la madurez con el gran ciclo de la vida y la muerte. Perséfone será la diosa del tránsito de esta vida a la otra y la que rige los destinos de las almas en el otro mundo.

El lutróforo preside dos ámbitos rituales estrechamente unidos: la boda y la muerte. Es el vaso donde se recoge el agua que utilizará la novia para el baño nupcial. Es también el recipiente utilizado para contener el agua con la que se lavará el cadáver en los ritos fúnebres. Las imágenes que los decoran, como en el caso de nuestro lutróforo, aluden a la boda en el Hades. Parece seguro que estaría destinado a una tumba femenina.

La mujer que se enterró con este vaso se refleja en el espejo de la imagen modélica. Ella, al igual que la diosa Perséfone, ha sido raptada por la muerte, ella también realizará el rito nupcial en el Más Allá, triunfará sobre la muerte y alcanzará la inmortalidad de los bienaventurados.

 

Artículo: Paloma Cabrera. Conservadora jefe del Departamento de Antigüedades Griegas y Romanas del Museo Arqueológico Nacional.

Fotografías: Alberto Rivas Rodríguez