Conxa Rodà: “La tecnología no ha de ser para rivalizar con la contemplación de la obra de arte”

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21 mayo, 2019

Conxa Rodà: “La tecnología no ha de ser para rivalizar con la contemplación de la obra de arte”

Desde que empezamos a trabajar con el Museu Nacional d’Art de Catalunya en 2016, hemos tenido la oportunidad de compartir con el equipo reflexiones acerca de lo que la tecnología aporta (o no) a la difusión del arte. Hoy hemos querido que nos lo cuente, en primera persona, quien ha dirigido durante los últimos siete años la Estrategia, Innovación y Transformación Digital de este museo.

Conxa Rodá es Co-directora del curso online de especialización en “Estrategia Digital para museos y organizaciones culturales” de la Universitat Oberta de Catalunya y del MNAC. Filóloga de formación, ha trabajado en comunicación, edición y arquitectura web durante los últimos dieciséis años. Anteriormente ha sido Directora de Comunicación del Instituto de Cultura de Barcelona y, durante cinco años, jefa de Proyectos en el Museo Picasso. En este museo fue responsable de la renovación de la web y de sus primeros pasos en las redes sociales, proyecto que recibió el premio “Best of the Web” en el congreso Museums and the Web (USA, 2010).

Con ella hablamos, sin medias tintas, de las buenas y malas prácticas digitales en los museos y pinacotecas, de los objetivos cumplidos, de todo lo aprendido, de los retos pendientes, y, sobre todo, ¡de lo que nos queda por descubrir!

 

GVAM – En los últimos años, ¿con que objetivos ha introducido el MNAC la tecnología móvil?

Conxa Rodà – El museo está muy atento a la evolución tecnológica y sobre todo a los usos sociales. El objetivo en móvil, como en digital en general, es conectar las colecciones, el conocimiento y el público para generar experiencias de calidad. La tecnología no es el tema, sino la herramienta que nos permite conseguir, por ejemplo, hacer las colecciones más accesibles, mejorar la experiencia de la visita, estimular el aprendizaje y la creatividad, implicar – engage – al usuario, atraer a nuevos públicos, crear comunidad y dar visibilidad al trabajo científico.

 

GVAM – De todas las iniciativas digitales que habéis abordado, ¿cuáles se centran principalmente en mejorar la experiencia de la visita?

Conxa Rodà – La primera iniciativa que hicimos en móvil fue la app para tablets de la exposición “El Museo explora”, en 2012, para dar a conocer lo que el estudio y la restauración de las obras nos revela.

En 2014 lanzamos la app de las renovadas salas de arte moderno. A través de beacons, proporciona información multimedia enriquecida. Es un proyecto piloto del que hemos aprendido mucho,  pero para ser sincera, he de decir que el uso social de esta app ha sido bajo. Aunque se explicaban los pasos a dar, el público no está familiarizado con los beacons, además debían activar el bluetooth y tener el móvil en vibración para recibir las alertas. Cada nuevo paso requerido actuaba de barrera de usabilidad.

En contrapartida, contamos con una herramienta de alta usabilidad para los visitantes: las nuevas guía interactivas. Están disponibles en soporte tableta y en ocho idiomas, y a través de ella el museo ofrece rutas temáticas. Habiendo renovado las salas  de arte moderno primero y las de Renacimiento y Barroco el año pasado, este dispositivo nos permite presentar nuevas narrativas de manera atractiva, usable y accesible.

Recientemente hemos publicado en Second Canvas, que permite  visualizar les obras en super alta resolución y ofrece narrativa de detalles de las obras, storytelling, un itinerario transversal de la colección sobre el retrato.

 

GVAM – ¿Realmente está cambiando el concepto de audioguía con la incorporación de elementos interactivos?

Conxa Rodà – Sí, sin duda las audioguías han experimentado una evolución interesante, una adaptación a las expectativas de los visitantes. Pasar de simplemente audio a multimedia fue un primer gran acierto; la inclusión de elementos interactivos, participativos y de juego viene a completar la oferta.

Como pasa con el relato museográfico, si en vez de dar lecciones de historia del arte, preparamos unos contenidos de atractivos, estimulantes, amenos, contextuales y que pongan el acento en la exclusividad del momento de estar delante de la obra, las audioguías interactivas tienen mucho futuro por delante. Si además permiten llevarse un recuerdo de la propia visita, como hace años impulsó el MoMA, estaremos prolongando la conexión del museo con los visitantes.

 

GVAM – ¿Consideras que introducir smartphones durante la visita desplaza el interés de la obra?

Conxa Rodà –  Querría pensar que se ha superado ya la prevención de considerar la tecnología distractiva de la contemplación de las obras. La tecnología no ha de ser para interferir ni para rivalizar con la contemplación directa de la obra de arte (en calma, en un entorno que despierte la sensibilidad y las emociones), sino para complementarla de manera no intrusiva y enriquecer la experiencia de visita a quien así lo desee, facilitando que los visitantes exploren, interpreten, se apropien y compartan aquello que les interese. Las características de conectividad ubicua y permanente, global, en tiempo real, más las funcionalidades de personalización,  hacen de la información contextualmente relevante un factor diferencial que solo permite el móvil.

 

GVAM – En el caso de las exposiciones de arte contemporáneo, ¿para qué sirve un app o una audioguía interactiva cuando los derechos de autor limitan el uso de imágenes?

Conxa Rodà – Sí, el uso de las obras sujetas  a derechos de imagen se ve ciertamente limitado por cuestiones económicas, pero como no podemos renunciar a difundir nuestros fondos, desde los museos se satisfacen las cuotas correspondientes a las entidades gestionarias –VEGAP- o a los artistas directamente. En nuestro caso, con un volumen importante de obras, negociamos una tarifa anual para usos en web, apps, redes sociales y prensa.

Buenas referencias internacionales de museos con colecciones de arte moderno que están avanzando de manera ejemplar su estrategia móvil son, entre otros, la Tate, el Rijksmuseum, el MOMA y Smithsonian. Todas estas instituciones apuestan por la movilidad para ofrecer itinerarios cada vez más segmentados, explicaciones de los conservadores, ayudas de ubicación, información para antes de la visita y otras opciones que las audioguías tradicionales no ofrecen.

 

GVAM – Antes de incorporar estas herramientas, ¿todos las áreas del museo estaban convencidos de su utilidad? Tras la experiencia real, ¿cuál es la percepción?

Conxa Rodà – Todo cambio supone un proceso. Probablemente los departamentos más enfocados a los visitantes – atención al público, educación, comunicación, marketing – lo percibieron antes y con una actitud más abierta. Departamentos tradicionalmente más enfocados a trabajo interno con las colecciones – conservación, restauración, investigación – quizá hayan tardado más en asimilar la transformación. Pero yo creo que ya es tan evidente que la tecnología puede enriquecer experiencias y contenidos (para aquellos usuarios que así lo quieran) que incluso los más reticentes se van abriendo. De la misma manera que parece inconcebible que un comisario de exposiciones no tenga presente al público en su concepción del relato, los museos no pueden ignorar la inmersión social en tecnología móvil y actuar en consecuencia. El cambio es más social y organizativo que tecnológico. Pero el tiempo juega a favor… Y sí, tras ver el uso e impacto de la tecnología móvil en la experiencia de visita, puedo afirmar que las percepciones son positivas.

 

GVAM – Para terminar, ¿cuáles crees que son los retos de los museos en lo referente al uso de smartphones?

Conxa Rodà – Retos tenemos unos cuantos: tecnológicos, de contenidos, de usabilidad, de experiencia de usuario, de formación y también actitudinales dentro de la organización. Creo que debemos incrementar la formación en competencias digitales de los profesionales de museos, hace falta imbuir de mentalidad digital («digital thinking»). También debemos detectar nichos de interés de los usuarios o necesidades no cubiertas; ofrecer relatos que ayuden a explorar y descubrir lo no evidente; proveer y promover múltiples vías de participación; explotar mejor las funcionalidades propias de la tecnología móvil como la geolocalización, la realidad aumentada, las recomendaciones “aquí y ahora” y la personalización; y, por supuesto, trabajar una buena analítica de datos para seguir evolucionando.

Creo que, escasez de recursos aparte, los museos estamos aun explorando y aprendiendo las posibilidades que el mundo digital nos abre. Es un momento tremendamente apasionante. En la época de la conectividad global, los museos tenemos una oportunidad de oro para hacer de buenos conectores, aprovechar las posibilidades de proyección e interacción y así alcanzar al máximo de público, con la máxima calidad, cuándo, dónde y cómo ese público lo prefiera.