Cómo se digitaliza la cultura (2/3): los museos ante la educación

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4 enero, 2017

Cómo se digitaliza la cultura (2/3): los museos ante la educación

 

Hace unos días analizamos la digitalización de la cultura a través del uso de aplicaciones móviles. Hoy vamos a centrarnos en el protagonismo que éstos pueden (y deben) asumir ante el cambio de paradigma que se avecina en el ámbito educativo.

 

Los museos ante la educación

La tecnología ha inundado los hogares y oficinas de medio mundo. En los colegios, las pizarras electrónicas y los ordenadores no fueron más que el avance (algo forzado) de la revolución que estaba por llegar. Numerosos expertos, como el director del área de Educación de Microsoft Ibérica, Óscar Sanz, sostienen que de aquí a cinco o seis años los libros habrán desaparecido de las aulas. Hoy mismo, el 85% de los menores de catorce años tiene teléfono móvil (el 30% antes de los diez años), y los de dos y tres manejan los dispositivos de sus padres y abuelos, a menudo con más soltura que ellos.

Una realidad ante la que la mayoría de grandes empresas tecnológicas se adelantó hace años, cuando comenzaron a idear el modo de llegar a los futuros adultos: a través de las escuelas. Sólo en España, Samsung provee dispositivos gratuitos a más de treinta escuelas; Google ofrece un programa para colegios, Google Classroom, con herramientas y contenidos para gestionar las clases sin ningún coste; Apple cuenta con un programa educativo que incorpora un catálogo, iTunes U, con más de 2.500 cursos públicos, entre los que ya figuran algunos pertenecientes a museos como el del Prado; HP dispone de programas para la implementación y valoración de diferentes tecnologías en las aulas, así como cursos para los propios docentes; al igual que Microsoft, que mantiene, además, iniciativas como Skype en el Aula o Microsoft Imagine Academy.

No parece casual, sino más bien una tendencia, a la que los especialistas atribuyen múltiples ventajas, ya que la utilización de la tecnología en la escuela no solo es útil para las propias empresas tecnológicas, sino que con ella los niños también aprenden y se acostumbran a usar las herramientas que emplearán en sus futuros trabajos. Pero es que, además, la tecnología permite enseñar mejor (con ella se pueden hacer clases más dinámicas e interactivas, lo que resulta mucho más estimulante para el alumno), otorgarle una mayor autonomía, brindarle una atención más personalizada, facilitarle el trabajo en equipo o, muy significativamente, ayudarlo a aprender mediante la experiencia in situ.

“Yo nunca enseño a mis alumnos, sólo les proporciono las condiciones en las que puedan aprender.”
― Albert Einstein

 

Un nuevo paradigma educativo ligado a la tecnología

En el marco de las experiencias educativas, son muchas las oportunidades que brinda la tecnología. Google, por ejemplo, ha apostado muy fuertemente por el programa Expeditions, que permite a los estudiantes viajar de forma virtual a numerosas épocas y lugares. Pero también actividades más tradicionales, como las visitas a museos y demás espacios culturales, adquieren un nuevo enfoque con el uso de dispositivos electrónicos.

En la era de la tecnología, la conectividad y la información, los museos tienen la oportunidad (e incluso la responsabilidad) de participar activamente en el proceso educativo y convertirse en un pilar fundamental de un nuevo modelo más centrado en la experiencia. Y no deben hacerlo únicamente mediante la facilitación de visitas virtuales desde el aula (como ya hace muy acertadamente el Museu Egipci de Barcelona, por ejemplo), sino como propios agentes del cambio, transformados en proveedores de cultura, historia y todo tipo de contenidos digitales a través de los diferentes dispositivos.

Por otro lado, la tecnología ofrece a museos e instituciones culturales la oportunidad de atraer, cautivar y, de este modo, educar, a amplias capas de la población hasta entonces más o menos ajena. Para ello, no obstante, deben superar esa primera fase de digitalización, más orientada a apuntarse a una nueva moda que a iniciar una estrategia real que incorpore a la tecnología.

Hoy son más del 80% los museos españoles que han digitalizado su catálogo, creado una página web o incluido la utilización de algún dispositivo, según el Anuario de Cultura Digital 2015. Muchos menos incluyen algunas más sofisticadas (como se vio en el último #digitalmus), pero casi todos deberían ver en la tecnología una clara oportunidad de adquirir un rol aún más relevante en la sociedad y su educación.