A partir de ahora, será posible conservar nuestro patrimonio cultural pese a factores erosivos como la meteorología, la acción del hombre o el paso del tiempo; será posible ir donde queramos y cuando queramos a través de la «memoria virtual». La organización CyArk crea su propia biblioteca de arte virtual, compuesta por más de 500 monumentos históricos, a través de tecnología 3D y fotografías de alta resolución. Las zonas arqueológicas de Teotihuacán, Chichén Itzá, Monte Albán y Xochicalco ya son parte de ese listado histórico.
Inmortalización y accesibilidad son los principales motivos por los que nace esta iniciativa. Devon Haynes, vocera de la organización que comenzó este proyecto en 2003, recalca que “es bueno guardar esta información para el futuro. Es necesario tener pruebas de que estos sitios existieron”.
De hecho, CyArk se adentra en este proyecto después de que los Budas de Bamiyan fueran destruidos por el régimen talibán en 2001, estatuas monumentales que habían sido talladas sobre la roca arenisca a los costados de un acantilado en el valle de Bamiyan en los siglos V y VI; y tras la devastación por un sismo de la ciudad iraní de Bam en 2003, que provocó la destrucción de más de 80 estructuras históricas.
“Pero algo también cierto es que la gente hoy puede aprender de estos sitios porque sería imposible acudir a cada uno de estos lugares”, destaca Devon Haynes. Son varios ya los proyectos que apuestan por la opción tecnológica, en tres dimensiones o fotográfica, de cara a una cultura universal y accesible:
Smithsonian es otra de estas organizaciones que ha confiado en la digitalización 3D para acercar el arte a todo el mundo. Ya se puede acceder a más de una veintena de los elementos que conforman esta colección en tres dimensiones en su Web Smithsonian X 3D, todavía en fase beta. El visitante puede rotar, girar el objeto, verlo en cortes, modificar y colorear la iluminación, hacer zoom y descargar los datos para imprimirlo en casa.
Google Art también da un paso adelante en el acceso universal al arte, con las más de 40.000 obras de arte de calidad fotográfica excepcional que desvelan detalles al usuario, imperceptibles al ojo humano, además de información relevante de la auditoría o la propia obra.
El listado completo con los 500 sitios aún no está bien delimitado. Sin embargo, ya se puede consultar un avance con 84 sitios en su biblioteca virtual, como los casos de Chichén Itzá y Monte Albán que ya se muestra la información completa. Teotihuacán y Xochicalco continúan en proceso de digitalización, al igual que el Partenón griego; la fortaleza peruana de Chankillo y el sitio Chavín de Huantar o la cordillera de Drakensberg, en Sudáfrica, que serán definitivamente depositados en 2014.
“Muchas veces no podemos hacer algo y lo único que nos queda es utilizar la tecnología”. Y lo importante es que esa tecnología haga posible este universo accesible y que en el futuro sirva como referencia para su posible restauración, añade Devon Haynes.